El ajedrez se está ganando el título de rey de los ‘e-sports’ con partidas como esta entre la Maestra Internacional Irene Sukandar y un jugador amateur. Con más de 1,5 millones de espectadores en directo (acumula ya 11 millones de visualizaciones), esta partida es un gran ejemplo de qué buscan los internautas: drama, nacionalismo, celebridades y la búsqueda de la verdad. Un cóctel que apasiona al gran público online.
El drama es la base de esta historia que nace como un intrascendente suceso y crece hasta convertirse en un acontecimiento de interés nacional en uno de los países más poblados del mundo.
Resumimos cronológicamente el nacimiento y apogeo de un drama moderno:
- Un streamer de ajedrez, Levy Rozman juega una partida online contra un jugador anónimo que sospechosamente juega partidas perfectas, el streamer lo acusa de hacer trampas
- Los seguidores del streamer consiguen prohibir la cuenta de este usuario y atacan su figura
- El jugador prohibido realiza una defensa lacrimógena y asegura que el juego perfecto se debe a que su padre es un maestro anónimo de ajedrez. Consigue montar una turba nacionalista que acosa al streamer.
- Padre e hijo aparecen en el programa de un famoso youtuber indonesio y el caso se convierte paulatinamente en un asunto de estado en Indonesia
- Una jugadora profesional de ajedrez indonesia asegura que la historia de padre e hijo no es creíble, y reta al padre a un duelo a tres partidas
- La jugadora profesional arrolla al padre en un duelo visto en directo por 1,5 millones de personas con un contundente 3-0
Se dibujan aquí los elementos clave del entretenimiento del futuro, por un lado, cómo el ajedrez, por su sencillez y universalidad tiene un gran potencial online. Por otro lado, lo influyentes que se están convirtiendo los streamers, youtubers, etc. por su capacidad de convocatoria.
Y por último, cómo el drama, la tragicomedia, el nacionalismo, la épica… los mismos elementos de siempre que movilizan las entrañas de los humanos son los elementos clave para atraer a las masas.
Chess.com escribió una artículo más extenso sobre el ‘escándalo’